HISTORIA DEL ESTANQUE DE LATONA


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El estanque de Latona resultó de la voluntad de Luís XIV de crear, en el centro de su jardín, una fuente que narrase la infancia de Apolo, el dios sol, que él mismo había elegido como emblema. Para crear esta fuente, Luís XIV ordenó transformar un estanque creado por Luís XIII instalando progresivamente juegos de agua y decoraciones esculpidas por los hermanos Marsy. El estanque de Latona atravesó varias fases antes de llegar a su forma actual. En 1667, era la fuente de los Sapos. De 1668 a 1670, apareció un primer estanque de Latona, en el que Latona estaba a la misma altura que el resto de las figuras y miraba hacia el palacio. De 1687 a 1689, Jules Hardouin-Mansart creó el estanque actual, dio media vuelta a Latona y la izó a la cima de una pirámide de mármol.
 

En su origen, el estanque era la Fuente de los sapos
 
La historia del estanque de Latona se remonta a antes de Luís XIV, más exactamente al reinado de Luís XIII, cuando este último mandó excavar un estanque de forma oval en el jardín de su pequeño pabellón de caza. Luís XIV convirtió dicho pabellón de caza en el palacio de Versalles, y el estanque Oval, en el estanque de Latona.
 
La primera etapa de la construcción, que duró más de 20 años, consistió en la construcción de canalizaciones debajo del estanque. Dichas canalizaciones permitieron la instalación de los primeros juegos de agua, inaugurados en 1666: en torno a un chorro central se dispusieron seis pequeños borbotones mientas que, en el brocal, se instalaron veinte chorros periféricos. Al mismo tiempo, se excavaron los dos estanques pequeños del parterre.
 
Al año siguiente, en 1667, se encargó a los hermanos Marsy una serie de figuras de animales que adornarían el estanque Oval y su parterre. Gaspar (1624 - 1681) y Baltasar (1628 - 1674) Marsy realizaron, luego, pedido a pedido, la práctica totalidad de las esculturas del estanque. También ejecutaron algunas obras clave del jardín, como uno de los cuatro estanques de las Estaciones (el de Baco), el gigante de bronce Encédalo para el bosquete epónimo y uno de los grupos de los caballos del Sol.
 
Durante un breve período, estas figuras animales dieron al estanque el nombre de Fuente de los sapos. Veinte ranas de plomo, colocadas en los veinte chorros del brocal, escupen el agua hacia el centro del estanque. A su vez, veinticuatro tortugas y lagartos pueblan los estanques del parterre.
 
 
El sol se pone por encima de Latona
El sol se pone por encima de Latona © EPV / Thomas Garnier

Un estanque para la madre de Apolo
 
En 1668, se tomó la decisión de convertir esta Fuente de los sapos en uno de los puntos clave de la mitología apolónica que ensalza, en el jardín, la gloria del Rey Sol. El estanque está consagrado a Latona, madre de Apolo y Diana, y representa su encuentro con unos campesinos de Licia. Durante este episodio, narrado por Ovidio en sus Metamorfosis, Latona condena a los campesinos que la habían ultrajado a convertirse en ranas (véase página Leyenda de Latona).
 
Se encargó, a los hermanos Marsy, un nuevo pedido de esculturas. Baltasar, el menor de ellos, ejecutó seis figuras de campesinos de plomo: mitad hombres y mitad ranas, quedan representados en estadios más o menos avanzados de metamorfosis, y se instalaron en 1669 en los seis borbotones preexistentes. Gaspar, el mayor de los hermanos, ejecutó el grupo escultórico de mármol de Latona y sus hijos. Este grupo se instaló en 1670 en el centro del estanque.
 
Representada por Jean Le Pautre (1618 - 1682) a partir de un grabado fechado en 1678, esta primera fuente difiere significativamente de su estado definitivo. Latona ya está en el centro del estanque, pero se encuentra, al contrario de lo que ocurre actualmente, a la misma altura que el resto de las esculturas, en un islote de piedra adornado con juncos y rocas. Además se halla girada hacia el palacio
 
 
Rostro de un campesino de Licia. Sus ojos muy abiertos se dirigen hacia el grupo escultórico de Latona
Rostro de un campesino de Licia. Sus ojos muy abiertos se dirigen hacia el grupo escultórico de Latona © EPV / Thomas Garnier
 
Desde lo alto de esta pirámide…
 
En dos años, de 1687 a 1689, Jules Hardouin-Mansart (1646 - 1708) modificó profundamente el estanque, giró a Latona hacia la Gran Perspectiva y la izó para colocarla por encima del resto de las figuras. Instalada en una pirámide de cuatro alturas decorada con mármol, ahora Latona da la espalda al palacio y dirige su mirada hacia el horizonte. Puesto que los dos hermanos Marsy habían fallecido, Hardouin-Mansart realizó un pedido de otras figuras de animales al escultor Claude Bertin (1653 - 1705).
 
Se dispusieron figuras de lagartos y tortugas en el suelo del estanque. También se colocaron campesinos en fase de metamorfosis y ranas en el primer escalón de la pirámide. Los dos siguientes están poblados de ranas y, por último, en la cima, Latona y su mármol resplandeciente dominan esta fauna acuática de plomo dorado.
 
 
El estanque de Latona, en el corazón del jardín de Versalles  © EPV / Thomas Garnier
El estanque de Latona, en el corazón del jardín de Versalles © EPV / Thomas Garnier © EPV / Thomas Garnier

Una celebración de la gloria del Rey Sol
 
Algunos historiadores han interpretado el estanque de Latona como una alegoría de la victoria de Luís XIV en la Fronda, una revuelta de nobles contra el poder monárquico acaecida durante la infancia de Luís XIV. Latona, madre de Apolo, representaría a Ana de Austria, madre de Luís XIV y regente en el momento de la Fronda. La metamorfosis de los campesinos convertidos en ranas ilustraría el castigo reservado a aquellos que osasen sublevarse contra la autoridad real. Sin embargo, no encontramos ningún rastro de esta interpretación en ningún autor ni documento de la época. Además, la iconografía versallesca encargada por Luís XIV no hace nunca referencia a la idea de parentesco del rey.
 
El estanque de Latona ensalza la gloria conjunta de Luís XIV y su emblema, el sol, encarnado en la figura de Apolo. Para consolidar esta identificación, el Rey Sol encargó ilustrar en su jardín varios episodios de la vida del dios-sol. El estanque de Latona evoca su infancia. El Carro de Apolo, emergiendo de su estanque como el sol del océano, simboliza el despuntar del día y el despertar del rey. El bosquete de los Baños de Apolo, cuyas estatuas se encontraban originalmente en la gruta de Tetis, representa el reposo nocturno del sol en el océano. El conjunto compone una sinfonía solar donde el verdadero héroe no es sino su promotor, el propio Luís XIV.
 
 

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